Hace 18 años, María Soledad Fracalossi, con formación universitaria y empleo en Buenos Aires, decidió volver a la tierra colorada. Corría el año 2003, crisis económica en todo el país y el precio de la hoja verde de yerba mate “por el piso”. 

“Marisol”, como la conocen todos, nació en Concepción de la Sierra, Misiones, el 22 de agosto de 1973.  Es la segunda hija de una familia constituida por tres hermanos, el papá Eugenio,  descendiente de italianos, y Eve Velázquez, española. Su niñez la transitó combinando las  obligaciones escolares con las tareas del campo. “Desde muy pequeña papá me enseñó el valor del trabajo, con tareas sencillas pero que fueron forjando lo que sería mi vocación.  Siempre nos decía: quizás a ustedes les toque dirigir pero para eso, primero, tienen que aprender a hacer”, recordó la hoy Directora suplente por la Producción en el INYM y una de la impulsoras de la AAGyFSur.

Sus primeras tareas en la actividad yerbatera fueron repartir tacuaritas y ponchos para cubrir del sol a los plantines en los cultivos que se hicieron a fines de los años 70 e inicios de los 80, y durante las vacaciones escolares, junto a unos de sus hermanos, también en ese tiempo, fertilizar el suelo. 

En 1991 se trasladó a Buenos Aires  para cursar las carreras de Médica Veterinaria en la UBA, Licenciatura en Economía Agropecuaria y Contador Público en la Universidad de Belgrano.  “Una vez recibida de la Licenciatura,  combiné el resto de los estudios con trabajo.  Fui profesora en la UBA, en Belgrano, en Maimónides y en el Instituto de la SRA en materias relacionadas con actividades rurales, y trabajé para una empresa extranjera, Semmameris Argentina, que exportaba semillas en contra estación”, relató. 

 En el 2003 regresó a la tierra colorada y se incorporó a la empresa familiar, al Secadero Santa María SA, en Santa María, haciéndose cargo de la parte administrativa, lugar donde permanece.

 A los 47 años, un hijo de 13 y en pareja desde hace 18 años, el día de María Soledad Fracalossi se divide entre la organización del trabajo en los yerbales, la administración general, el acopio de hoja verde comprada a terceros, y su rol consolidado de dirigente agraria.

 Regresaste a Misiones después de desempeñarte en espacios muy distintos al de tu tierra y acá te tocó ocuparte de Secadero Santa María, superando momentos económicos difíciles. ¿Cuál es la situación actual de la empresa familiar? 

Secadero Santa María SA nace en 1991 cuando se adquiere el Secadero de Yerba Mate ubicado en colonia Santa María perteneciente a Yerbatera del Nordeste.  Éramos con anterioridad una Sociedad de Hecho dedicada a la ganadería, forestación y producción de hoja verde de yerba mate. 

Con la incorporación del Secadero sumamos un eslabón más.  Trabajamos durante 20 años produciendo alrededor de 1 millón de kilos de canchada por año con estacionamiento natural.  En 2010, por situaciones de mercado, decidimos  cerrar el Secadero y dedicarnos dentro de la yerba a la producción primaria y al acopio de hoja. 

Desde ese entonces, en promedio, por año comercializamos unos 3 millones de kilos entre yerba propia y la comprada a terceros, todos colonos pequeños.

 ¿Cuáles fueron los primeros pasos de la Asociación Ganadera y Forestal Zona Sur?

 La AAGyFSur, que nuclea a productores yerbateros, forestales y ganaderos, le da un sustento legal a las necesidades que plantean los asociados, reforzado la idea de que se pueden generar mejores condiciones para ellos y para el país; es necesario participar y aportar lo que esté a nuestro alcance para lograr ese objetivo.

Desde que llegué de Buenos Aires, hace 18 años, formo parte de la Comisión Directiva de AAGyFSur, alternando cargos como tesorera, presidente y actualmente secretaria. Eso requiere mucha responsabilidad y coherencia, implica un reto diario, nos obliga a advertir y buscar soluciones los problemas de nuestros asociados, entenderlos, integrarlos y transmitirlo en los correspondientes ámbitos.

En mis años de estudiante universitaria y como profesora también formé parte de los grupos CREA y Cambio Rural.

La AAGyFSur tiene su origen a principio de los 90 como una Comisión Ganadera de lucha para erradicar la fiebre aftosa. En el año 2001 y a pedido de productores se conforma oficialmente la Asociación con Personería Jurídica, siendo Presidente la Sra Lucila Prates, primera mujer en asumir ese cargo en asociaciones en la provincia. AAGyFSur ha sido también la primera Asociación de Misiones designada como Ente Sanitario por SENASA; desde hace ya 20 años que llevamos adelante el plan de vacunación contra aftosa y brucelosis del departamento de Concepción.

Una característica para destacar es que siempre la Comisión Directiva ha estado conformada por hombres y mujeres en igual proporción, como así también la alternancia en la presidencia de esta. 

Acompañando a la actividad yerbatera, se estuvo siempre.  Desde la creación del INYM a la fecha, la Asociación ha participado de casi la totalidad de las elecciones de Directores y logrando en varias oportunidades ser elegidos parte de éste, ya sea como titulares o como suplentes.  Participamos de muchas manifestaciones, en el cruce San José y también en Posadas exigiendo mejores precios para la materia prima.  En la actualidad acompañamos a nuestros asociados en todas las actividades agropecuarias, brindándoles asesoramiento y herramientas que le permitan una mejora en sus vidas.

Cuando miras el camino transitado, ¿qué reflexión haces?

Puedo decir que los años pasados han sido generosos.  Agradezco a mis padres por la formación que me dieron, en lo personal y profesional.  Agradezco a mi hermano, Gerardo, que siempre ha estado trabajando y procurando hacer crecer la empresa y a todos los empleados y los colonos que forman parte de nuestra actividad y que nos permiten ser quienes somos.  No ha sido un camino fácil, pero ha sido grato y la colaboración e integración de todos ha dado sus frutos.

¿Cómo te gustaría ver a la actividad yerbatera?

Me gustaría principalmente mayor compromiso de la juventud hacia la actividad yerbatera.  Esto implica comenzar a trabajar desde hoy, incentivarlos para que participen y hagan suya esta hermosa actividad. Que sean innovadores.

También que hagamos uso hoy de las herramientas con que contamos para mejorar ese futuro.  El Plan Estratégico de la Yerba Mate es un ejemplo claro de ello.