Jasmine, la Urrutia que imprime vanguardia al secadero de medio siglo
Con el legado empresarial yerbatero del abuelo Enrique y el papá Quique Urrutia y la casa familiar ubicada a poquísimos metros del secadero, la niñez de Jasmine Urrutia estuvo impregnada de yerba mate.
De niña, mi padre nos mostraba cuando llegaba la hoja verde a la planchada, como se hacía el proceso de secanza y luego la yerba ya embolsada en los depósitos, y algunos fines de semana lo acompañábamos, con mis hermanos, a las chacras para ver las plantaciones”, recordó a sus 29 años la ahora responsable de Don Enrique SECPA.
El establecimiento cumplió 50 años el 24 de diciembre de 2020, un medio siglo de vida que hoy transita con el norte puesto en la modernización bajo la dirección de la joven Jasmine Urrutia, una impronta que se traduce en optimización en la atención a uno de los pilares de la empresa, que son productores; mejores condiciones para los trabajadores, mayor calidad en el producto final (yerba mate canchada) y por ende, más competitividad.
- ¿Cuándo asumiste la responsabilidad de conducir el secadero de Don Enrique SECPA?
Hace unos cinco años. Estudié Administración de Empresas en Buenos Aires, luego hice un posgrado en Empresas Familiares y en diciembre de 2015 comencé mi camino en Don Enrique. Tuve el invalorable acompañamiento de mi tía Liliana Urrutia por el término de un año, quien posteriormente decidió retirarse del rubro. Ahí es cuando comienzo a dirigir con el apoyo de mi padre que es una guía insustituible. Incorporarme al rubro yerbatero fue un desafío que asumí con el apoyo de mi familia y del equipo de trabajo.
- ¿Cuántos kilos de hoja verde de yerba mate son deshidratadas en el secadero?
Nos abastecemos de yerbales propios y también de terceros. Procesamos 5 millones de kilogramos de hoja verde anualmente.
-Hace un año y un par de meses el secadero recibió la certificación en Buenas Prácticas de Manufactura. ¿Por qué decidís incursionar en BPM?
Cuando llegué a Don Enrique noté que teníamos que darle un valor agregado y en el momento en el cual el INYM implementó el beneficio de la certificación de BPM para secaderos, entendí que ese debía ser nuestro primer gran paso hacia el futuro al que apuntamos. Sabíamos que no iba a ser fácil dado que implica un cambio radical en la forma de trabajo en todo el proceso productivo, pero tuvimos muy buena respuesta de parte de nuestros trabajadores y productores. Así fue que luego de un año de arduo trabajo en equipo, pudimos certificar en septiembre de 2019, representando un orgullo para cada uno de los pilares de esta empresa y alentándonos a seguir en este proceso de profesionalización.
- Las BPM qué cambios generaron en el trabajo de los empleados y en el producto final del secadero?
Al trabajar bajo las normas de BPM se logró una mayor organización en las tareas, una mejora en los controles y procesos, y lo más importante es la comprensión de que la yerba mate es un alimento y se debe asegurar su inocuidad.
-Tu impronta es la modernización. ¿Digo bien? El primer paso son las BPM, y en esa línea, todo lo que permita tener un secadero con maquinas, herramientas y prácticas de vanguardia?
Si, exacto. El objetivo es un secadero que se destaque por contar con certificaciones que avalen la calidad de nuestro producto y todo lo que eso conlleva en cuanto a mejoras tanto en el secadero como en procedimientos y demás.
-¿Esa modernización es igual a contar con un secadero automatizado?¿ Por qué es importante esto?
Así es, y se da en esa dirección porque apuntamos ser más competitivos.
-Otro aspecto singular del secadero es que los empleados tienen trabajo todo el año, aún en meses donde no hay hoja verde para procesar. ¿Cómo funciona esto? ¿Por qué optaron por esta modalidad?
Nuestra gente tiene trabajo todo el año, aún en la época dónde no hay hoja verde para procesar debido a que son ellos mismos, junto a terceros en caso de ser necesario, los que realizan las mejoras y el mantenimiento requerido del establecimiento. Este aspecto nos pareció primordial en el camino de formar profesionales y que tengan un sentido de pertenencia con la compañía.
-Enrique Urrutia, tu abuelo, fue quien creó el establecimiento hace 50 años. ¿Cómo proyectas vos el secadero?
Mi abuelo Enrique Urrutia creó el establecimiento con la premisa del respeto tanto al trabajador como al productor y hoy, después de 50 años, es el mayor valor que nos caracteriza como empresa y familia junto con la calidad del producto. Todo esto lo logramos gracias al compromiso de cada uno en esta cadena. Seguiremos trabajando en la profesionalización tanto de las instalaciones como de los operarios, basándonos en las normas de inocuidad para ofrecer al consumidor un producto de excelencia.
- ¿Cómo ves a la yerba mate, tanto a la actividad en general, desde la planta hasta el paquete de yerba y a los consumidores, de aquí a algunos años?
Considero que la actividad yerbatera avanzó mucho en los últimos años gracias al apoyo del INYM a los distintos sectores de la cadena productiva, desde los beneficios con materiales de trabajo a productores y prestadores de servicio, las certificaciones de BPM a secaderos y también la promoción de esta infusión en el extranjero.
Para la gran mayoría de los argentinos tomar mate es una costumbre que la llevamos con nosotros desde pequeños y ver que el resto del mundo incorpora esta infusión a su vida es un orgullo. En la actualidad, y desde hace algunos años, el consumidor comenzó a inclinarse más por lo natural y saludable y la yerba mate posee justamente esas características, además de ser un alimento con alto contenido de antioxidantes.