Cosecheros, un eslabón de la cadena yerbatera que se fortalece
En sus 18 años de vida instrumentamos acciones y programas que benefician al sector de los trabajadores de la cosecha.
En sus 18 años de vida el Instituto Nacional de la Yerba Mate instrumentó acciones y programas que benefician al sector de los trabajadores de la cosecha.
Se afirma, y con razón, que la fortaleza de una cadena se sostiene en la solidez de sus eslabones. Y la actividad yerbatera no escapa a ese concepto, ya que su engranaje necesita de todas sus piezas para poder funcionar.
Dentro de ese esquema los cosecheros de yerba mate, más conocidos en la zona productora como los tareferos, realizan una labor fundamental y que fue evolucionando con el permanente apoyo del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Como bien resume el presidente del Directorio del INYM, Juan José Szychowski, “todos los integrantes de la actividad yerbatera son importantes y trabajamos para que todos ellos sean beneficiados con nuestras acciones”.
Múltipes beneficios
Entrega de indumentaria, implementación del Convenio de Corresponsabilidad Gremial, provisión de kits sanitarios para prevenir el Covid, jornadas de capacitación; financiamiento para la incorporación de tijeras automáticas, carritos y guiches de carga de raídos, motosierras y motoguadañas en los yerbales componen el abanico de beneficios que el INYM fue desplegando a partir de su creación en el año 2002.
“Hace 15 años que me dedico a la tarefa acá en Andresito y con los guinches hay mucha diferencia, se trabaja mucho mejor en la carga”, decía allá por julio de 2012 Carlos, un tarefero de esta región del norte misionero.
En ese momento los productores y prestadores de servicio de cosecha empezaban a incorporar estos equipos financiados por el INYM. “Todavía nos falta agarrarle la mano”, añadía este trabajador, para luego remarcar que su cuerpo daba cuenta de la diferencia entre la carga “a muque” (con la fuerza de brazos y espalda) y el sistema de guinches.
La cosecha de yerba es un trabajo duro y la semi mecanización llegó para aliviar esas jornadas exigentes y, al mismo tiempo, generar cosechas más rendidoras para los tareferos. Con las tijeras automáticas, los carritos para sacar los raídos y los guinches para la carga la tarea se organiza mejor y es posible hacer más kilos en menos tiempo.
“Para nosotros mejoró el rendimiento porque la gente ya no tiene que andar haciendo fuerza sobre su espalda, ahora se deja el raído y con el carrito se saca a la calle. El personal se adaptó rápido”, apuntaba en el año 2013 Hugo Cardozo, jefe de cuadrilla de un yerbal de la zona de Puerto Esperanza.
Por aquellos años el INYM también hizo su aporte para mejorar el trasporte de los tareferos, acompañando un programa lanzado por el Gobierno de Misiones destinado a financiar la compra de colectivos que se encontraban fuera del servicio urbano.
El Instituto bonificó a cada empresa yerbatera o prestador de servicio cubriendo un tercio del valor de cada vehículo adquirido. Algunos de estos colectivos aún se pueden ver circulando en temporada de zafra, recogiendo a los hombres y mujeres que comienzan su viaje rumbo a la tarefa antes que salga el sol.
Capacitación para mejores cosechas
Las jornadas de capacitación organizadas por el Área Técnica del INYM, con el valioso aporte de los profesionales del INTA, de los ministerios del Agro de Misiones y de Corrientes, sumado a los del sector privado e instituciones como el RENATRE trasladaron conocimiento en el manejo de los yerbales, lo cual también tuvo su impacto en los tareferos.
Como bien señalaba Basilio Vera, un encargado de cosecha de la zona de Puerto Illia, “en estas jornadas se aprende con los técnicos y se puede mejorar cuando se quiere”. Sucede que la incorporación de nuevas herramientas como las tijeras electrónicas, los guinches y los carritos orientó hacia un manejo diferente de los yerbales para obtener una mayor cantidad de hoja verde en cada cosecha.
“Primero empezamos con cinco o seis plantas con el sistema de cosecha de rama madura y desde ahí cambiamos y mejoramos cada día más porque tenemos más trabajo y la planta rinde más, con cortes que dan más kilos”, agregaba entusiasmado.
“Un trabajo que se hizo visible”
Para el Director del INYM por los Trabajadores Rurales, Rubén Alvez, la creación del INYM marcó un antes y un después para el sector, ya que varios programas pusieron en valor la tarea de los cosecheros. “Se hizo ‘visible’ la parte del trabajador cosechero, el tarefero, que estaba en la sombra; ahora se lo ve como factor importante en la cadena yerbatera. Se lo jerarquizó, con acciones del INYM como las capacitaciones”, destacó el representante de UATRE. “Cada vez más se considera al trabajador de la cosecha como un podador, como aquella persona que sabe cómo trabajar a la planta y lograr que esa planta dé todos los años lo que tiene para dar”, explicó.
Tijeras electrónicas, rapidez y eficiencia
Con el Plan de Mejoramiento de la Cosecha, creado por el INYM en el 2010, los productores y prestadores de servicio de cosecha y flete ya recibieron unos 300 guinches y más de 650 carritos de arrastre, a lo que se suman más de 500 tijeras automáticas que forman parte de los trabajos en los yerbales. Los destinatarios finales de estas herramientas son los tareferos. “Toda la vida corté con tijera común y un serrucho, pero hace un año que uso la tijera electrónica y se nota el cambio. Con esto salen muchos más kilos, es más rápido y no cansa tanto porque se engatilla y listo”, comentaba en la zafra pasada Omar Fernández, a la par que cosechaba las ramas maduras de un yerbal en Colonia Liebig, Corrientes. “Cortando seis horas por día sacamos unos 5.000 kilos de hoja verde”, graficaba para luego explicar que su rutina finalizaba con la recarga de la batería y que, mientras se tomaba unos mates, se ocupaba de engrasar y afilar la tijera.
Un relato similar efectuaba hace un par semanas Mario Ramírez, en la localidad de Jardín América. Con la experiencia de 23 años en la cosecha, recordaba que sus comienzos fueron “con tijera manual y serrucho, sin guantes para la protección de las manos”. El establecimiento donde trabaja fue uno de los primeros en incorporar la semi mecanización en la cosecha, con tijeras electrónicas, carritos, guinches y, más recientemente, quebradoras automáticas. Esta iniciativa privada modificó sustancialmente los niveles de producción y, lo que también es importante, las condiciones del personal. ¿A quién no le gusta trabajar con la ropa adecuada, la protección que corresponde y con las herramientas indicadas?. “Cuando entré acá vino a la tijera electrónica y el trabajo se hizo más fácil”, rememoraba Mario, para luego reiterar que “con la otra (la tijera común) era muy cansador”.
“Una herramienta fundamental”
A la par que se iban dando estos avances en las herramientas para aliviar el trabajo, también se fueron generando mecanismos que contemplaban la situación laboral de los tareferos, como sus aportes y contribuciones al Sistema de Seguridad Social. Nuevamente con fuerte impulso del INYM, en el 2015 comenzó a implementarse el Convenio de Corresponsabilidad Gremial, a partir de un acuerdo entre las asociaciones de trabajadores rurales y de productores y secaderos, con intervención de la Secretaria de Seguridad Social de la Nación y del INYM. Desde mayo de ese año el pago de aportes y contribuciones por parte de los empleadores de las actividades de cosecha de hoja verde, tareas culturales en plantaciones y secanza (es decir; los productores, prestadores de servicio de cosecha y flete y secadores), se concreta al momento en que éstos comercializan sus productos.
Para Alvez la puesta en marcha de la Corresponsabilidad Gremial fue “un verdadero hito” que marcó un cambio en la realidad de los obreros de la yerba mate. “La herramienta fundamental fue ese convenio porque sirvió a toda la cadena, pero particularmente benefició a los trabajadores porque impulsó muy fuerte la formalización del empleo en la actividad yerbatera”, destacó.
El desafío de la pandemia
La irrupción del Coronavirus a escala planetaria fue un golpe durísimo para todos y significó un gran desafío en aquellos sectores que debieron continuar sus actividades, como el rubro de la alimentación al que pertenece la yerba mate.
Rápidos de reflejos, los yerbateros comenzaron a implementar protocolos sanitarios en todo el proceso de producción y elaboración. Aquí también el INYM hizo su aporte y ni bien comenzó la cuarentena instrumentó el Programa Mate Seguro, permitiendo a miles de trabajadores de la cosecha de Misiones y el norte de Corrientes contar con máscaras faciales, alcohol sanitizante y rociadores. Como bien señala el representante de los trabajadores rurales en el INYM, todos los involucrados en la actividad reaccionaron de manera inmediata y con eficacia. “Los obreros rurales no pararon, su responsabilidad es enorme y hacen su aporte desde el momento en que se trasladan a las chacras; a tal punto se pusieron al hombro esa responsabilidad y mantuvieron los cuidados que hasta la fecha no tenemos ningún caso entre nuestros trabajadores”, concluyó Alvez.