Lo dulce, si tiene el verde de la yerba mate, mejor. Así lo demuestra Georgina Iurinic Pfitz, de 14 años, estudiante del segundo año de la Escuela de la Familia Agrícola (EFA) de Colonia Alicia, quien sorprendió con un biscochuelo esponjoso y magdalenas bañadas en un merengue italiano con distintos matices de yerba, a quienes acompañamos la inauguración de la Casa del Mate, en esa localidad.

“El dulce le da un toque de intensidad a la yerba, le da personalidad”, resume esta entusiasta jovencita que vive en una chacra ubicada sobre la Ruta Provincial 221 junto a sus padres Rosa y Jorge, y sus hermanos Patricia (27) y Jonathan (30), donde tienen productos de subsistencia y, por supuesto, el cultivo de yerba mate.

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“Siempre me gustó cocinar cosas dulces. Cuando desde la Casa del Mate me convocaron, recordé lo que había investigado con el trabajo que el colegio nos pidió sobre yerba mate, y me puse a preparar las magdalenas y el bizcochuelo”, comentó Georgina, el tiempo que celebró porque “nuestro producto es mucho más que mate caliente y tereré; se conoce y se utiliza de distintas maneras y en distintas partes del mundo”.

Inquieta, emprendedora y con muchos sueños por delante, Georgina contagia su pasión por lo que hace. “Me encanta la fuerza y el sabor que adquieren la yerba y el azúcar juntos”, repite explicando el éxito de los dulces que invitó a los presentes en la Casa del Mate, entre ellos el Presidente y los Directores del Instituto Nacional de la Yerba Mate, Juan José Szychowski, Jonas Petterson y Claudio Marcelo Hacklander.

Tras agradecer a la Asociación Civil de Productores Yerbateros y Tareferos del Alto Uruguay por haberla convocado con su trabajo culinario, compartió el anhelo de ser propietaria quizás, el día de mañana, de un local comercial de dulces, entre otros muchos proyectos, siempre con la yerba mate presente.