Yerba mate orgánica y biodinámica, artesanal, respaldada por conocimiento milenario y obtenida con un secado singular; distinguida por el cuidado ambiental en todos los pasos, desde la planta hasta el paquete en venta.“Unir la producción y la conservación es fundamental en los tiempos que vivimos, por eso celebramos este encuentro”, dijo Dalcolmo, enfatizando que el INYM respalda la producción sustentable.

La jornada fue presidida por el anfitrión, el entusiasta innovador Mario Paredes, y abarco charlas y un recorrido por las instalaciones donde se estaciona, seca y envasa el producto, con el objetivo de socializar conocimientos y fortalecer el camino que se trazaron los productores, el de multiplicar la yerba mate agroecológica.

La singularidad del emprendimiento se inicia en el yerbal agroecológico, donde las hojas son cortadas una por una, excluyendo el palo. La materia prima, explicó Paredes, luego se seca a baja temperatura en un secadero acondicionado para conservar mejor las propiedades benéficas que tiene la yerba mate para la salud. Se evita la leña para cuidar la naturaleza, y en reemplazo se utiliza aire caliente en base a motores eléctrico y de gas.
“La yerba es un alimento y lo que vemos acá es mucho esmero en todo el proceso y por supuesto, calidad”, destacó Hacklander.

El INYM viene promoviendo prácticas amigables con el ambiente a través de los 13 técnicos que forman parte del Servicio de Extensión Yerbatero, junto a productores, con la sistematización de suelos y caminos, cubiertas verdes, arbolado, entre otras acciones.

La yerba mate agroecológica “es una alternativa que tiene muchas ventajas, no sólo porque permite una producción sostenida en el tiempo al conservar el suelo y el agua, sino también porque con este sistema mitigamos los efectos adversos del tiempo, que en los últimos años fueron muy intensos, como la sequía”, reflexionó por su parte Petterson.