Con la cosecha de rama madura, productor y técnico evadieron daños de la helada y aumentaron rindes en el yerbal
En cada inicio de cosecha, José Nicolás Kripczuk retoma su cuaderno de espiral, donde lleva cuidadosamente registradas todas las actividades del yerbal, como la siembra de cubiertas verdes , aplicación de fertilizantes, limpieza, datos meteorológicos y kilos de hoja verde cosechados año tras año.
Esas anotaciones son tan importantes como las demás acciones que emprende porque le permite evaluar resultados y en base a ello tomar las decisiones adecuadas para incrementar el rendimiento del cultivo.
La chacra de Kripczuk está ubicada en Campo Ramón, Oberá, donde vive y trabaja junto a su esposa Susana Sommer, su madre María Roniski y su hijo Matías Ezequiel. En el lugar hay 11 hectáreas de yerba mate, en dos de las cuales el Servicio de Extensión Yerbatero del INYM, con el técnico Pablo Herrera, viene trabajando en la implementación del sistema de cosecha de rama madura y cuidado del suelo con resultados favorables, logrando -entre otras cosas- evitar el daño que provocan las heladas.
“Esta chacra pertenecía al padre de José, y el manejo que se hacía, como en toda la zona rural, era uso de rastra, herbicidas y suelo desnudo. Eso empezó a cambiar: se dejó la rastra, entre el 80 y 90 por ciento de la superficie del yerbal hora tiene cubiertas verdes, se hace cosecha de rama madura y se aplica fertilizante”, contó Herrera. “El rendimiento de la cosecha del 2020 fue de 41.190 kilos de hoja verde y en este 2021 se llegó a los 52.000 kilos”, agregó.
La zona geográfica es propicia para heladas. Para evitar los efectos de este fenómeno natural, el técnico y el productor decidieron modificar la forma de cosecha. “Cambiamos tel sistema de corte porque las plantas venían decayendo, incluso una parcela no se cosechó durante un año por el mal estado en que se encontraba”, recordó Herrera. “Se hacía cosecha tradicional, sacando casi todas las hojas y ramas; en reemplazo se optó por dejar banderas, más follaje, y eso nos ha dado importantes resultados porque las plantas quedan protegidas del frío y del sol intenso, ya no decaen”, enfatizó.
Para conocer con más detalle el rendimiento a partir de las nuevas técnicas, Herrera compartió los registros tanto del lote 1 como del lote 2, donde vienen trabajando con esa modalidad.
En el lote 1, dijo, “en el 2019 se cosecharon 8.094 kilos de hoja verde por hectárea; en el 2020, por acción de las heladas y por el cambio de corte, se obtuvieron 4.818 kilos, y en el 2021 aumentó a 8.252 kilos gracias al remanente de hojas, de bandera, que se dejó en la planta para que realicen no solamente el trabajo fisiológico sino también el de protección contra el sol y las heladas”.
El lote 2, “en el 2019 registró un rendimiento de 4.449 kilos por hectárea, en el 2020 se logró apenas 2.882 kilos y este año, gracias al manejo del sistema de corte y a las cubiertas, se alcanzó los 5.042 kilos”.
En ambos lotes, continuó Herrera, “se realizaron análisis de suelo que demostraron las necesidades nutricionales y en función de eso se definió un plan de fertilización y de enmiendas, en el cual se trabajó con dolomita (un mineral que se utiliza mayoritariamente como corrector de PH en suelos rojos, pero también se caracteriza por aportar calcio y magnesio), fertilizantes y cubierta verdes espontáneas, nabo forrajero, avena y raigras”. Además, “se logró el cien por ciento de las calle internas con pasto jesuita, y eso ayuda en la retención del agua y evita la erosión; ahora queremos implementar la sistematización de caminos camellones, para frenar el agua en las pendientes”.
Por otra parte, indicó el profesional, “en un lote donde se observaba a más del 90 por ciento de las plantas con una coloración predominantemente amarilla, se hizo análisis de suelo y se aplicó plan de fertilización. Actualmente, solo un 5 por ciento de las plantas presentan esa característica y se espera la finalización de la cosechar para determinar si hubo un aumento en el rendimiento”.
Herrera manifestó satisfacción por las mejoras que se evidencian en el yerbal: “Hay parcelas donde se ha dejado el mismo porcentaje de bandera, de follaje, en las plantas, inclusive en algunos lotes se ha dejado más porcentaje que el año pasado y el rendimiento ha sido mayor. Es decir que no solamente se obtuvo el rendimiento en ponchada sino que con el remanente que quedó en la planta y es muy buena la sanidad que presentan”.
Para finalizar, el técnico ponderó el esmero y dedicación del productor: “Lleva anotado todo lo que hace, desde limpieza hasta kilos cosechados, y eso le permite evaluar las acciones que toma y corregirlas si hace falta, pero además busca capacitarse permanentemente, desde hace bastante tiempo, todo lo que se le recomienda, él implementa; y el resultado está a la vista, podemos decir que hemos superado nuestras propias expectativas “.