Ricardo Schmidt, Buen Productor Yerbatero
Hay que seguir trabajando y mejorar en lo que se pueda”. Esta frase sencilla es de Ricardo Schmidt, distinguido hoy como Buen Productor Yerbatero, ilustra cabalmente el espíritu emprendedor de este agricultor, quien se dedica exclusivamente a la chacra y apuesta a la innovación como herramienta de superación.
Hay que seguir trabajando y mejorar en lo que se pueda”. Esta frase sencilla es de Ricardo Schmidt, distinguido hoy como Buen Productor Yerbatero por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), e ilustra cabalmente el espíritu emprendedor de este agricultor, quien se dedica exclusivamente a la chacra y apuesta a la innovación como herramienta de superación.
En su chacra de 25 hectáreas ubicada en Colonia Guaraní, en la zona centro de Misiones, Ricardo (42 años) y su esposa Cintia Anderson cultivan yerba mate (11 hectáreas), te (5,8 hectáreas), y eucaliptos (1 hectárea), y preservan el monte.
Todo el predio esta certificado bajo las normas de la Red de Agricultura Sostenible (RAS) de Rainforest Alliance. “Tenemos certificada la yerba mate y el te”, contó Ricardo. ”Una vez por año nos visitan para corroborar que aplicamos buenas prácticas; son más de cien puntos que tenemos que superar, y si bien nadie nos obliga a esto, tomamos la decisión de hacerlo porque se aprende mucho y esto te ayuda a que uno trate de mejorar muchas cosas, la forma de trabajar, cuidar el producto y ofrecer te y yerba libre de malezas y agroquímicos. Eso también se traduce en un mejor precio ya que por el te nos pagan entre 5 y 10 centavos más por contar con RAS”, agregó.
Al reconocimiento internacional se suma ahora la distinción que le otorgó el INYM. “Es una alegría enorme haber sido elegido como Buen Productor, es un orgullo para mi haber llegado a esto; nací y me crié en la chacra, mi papá siempre fue agricultor y yo desde que tengo mi lugar vengo observando y modificando prácticas para ir mejorando”, expresó Ricardo. “Lo primero que comencé a cambiar fue el uso de la rastra, después opté por el corte de rama madura y luego la fertilización, la reposición a lo extraído del suelo”, indicó entusiasmado.
Los resultados están a la vista. Aunque tiene lotes de yerba mate de más de 25 años, los rendimientos van en aumento anualmente debido al manejo tanto de la cosecha de rama madura como la fertilización de reposición de nutrientes que se realiza en base a los resultados de análisis químico de suelo. “Estoy cosechando entre 65 y 70 mil kilos por año”, manifestó.
El cuidado del suelo es fundamental. En la chacra se utiliza cubiertas verdes de invierno y de verano, y Ricardo es proclive al manejo racional y sustentable de su explotación. “Sembramos avena, rai grass, poroto caupí y maní forrajero”, contó.
Ricardo forma parte del grupo de Cambio Rural “Picada Africana” que está integrado al Programa de Renovación de Viejos Yerbales del INYM desde el año 2015. Dentro del grupo, este agricultor es quien lleva los registros y la documentación, teniendo el historial de todas las actividades y manejo de cultivo de los últimos años. Este hecho es destacable ya que lo utiliza para proyectar las actividades con sustento agronómico y financiero.
“Somos 12 productores, la mayoría vecinos y hacemos una reunión por mes, vamos rotando el lugar, se visitan las chacras y en base a la experiencia de cada uno vamos intercambiando información que nos sirve para optimizar los rendimientos”, destacó.
“Desde el 2008 tomo datos del comportamiento de la lluvia, la planta y el suelo”, recordó. “Se nota un aumento en la productividad, pero es importante tener presente que el clima incide mucho, por ahí haces todo bien y el clima no te permite tener una buena cosecha, hay que ser constante, no bajar los brazos”, ilustró. “Van pasando los años y uno se va dando cuenta que mejora tu productividad y mejora tu chacra”.
Otra característica de este productor es que realiza su propia cosecha y flete de yerba, para lo cual cuenta con una tijera electrónica y la ayuda de peones. “La cosecha la hago yo, y a veces un personal que me ayuda, que recibió capacitación para que cuando yo no pueda, se realice una buena cosecha con tijera electrónica (eso desde hace cuatro años), con un buen serrucho y con carrito para sacar el raído” evitando el esfuerzo extremo. “Un buen corte de la rama se nota en la cosecha siguiente”, reveló.
Con una chacra certificada en buenas prácticas agrícolas y con el reconocimiento como Buen Productor, ¿cuáles son sus próximos desafíos?, preguntamos. “Seguir trabajando y mejorar en lo que se pueda”, fue su respuesta.
El (INYM) otorga, desde el año 2013, el reconocimiento Buen Productor Yerbatero a aquellos productores yerbateros que se destaquen por aplicar prácticas de manejo de plantas y suelo que contengan principios innovadores basados en condiciones de sustentabilidad, y que puedan servir de modelos productivos independientemente de la superficie, ubicación y nivel tecnológico o mecanización aplicada.
El primer reconocimiento fue otorgado (el 26 de diciembre de 2013) a Mateo Froehlich, un agricultor de Ruiz de Montoya que se distingue por practicar producción agraria sustentable.
El segundo (otorgado el 23 de diciembre de 2014) fue para Luis Lytwyn, quien en su plantación de 7 hectáreas de yerba mate trabaja constantemente en la adopción de nuevas tecnologías y siguiendo los lineamientos de los organismos de extensión rural; adoptó el manejo semimecanizado, utilizando tijera electrónica y tarefeadora mecánica.
En el 2015, el reconocimiento fue otorgado a dos agricultores: Mariano José Kovach, de Colonia Liebig, y a Carlos Antonio Horoszczuk, quien, junto a su familia, año a año incorpora mejoras en el yerbal de siete hectáreas que tiene en su chacra ubicada en Dos de Mayo.
Hoy fue homenajeado Ricardo Schmidt, sumando el quinto productor que se destaca por su excelencia, dedicación y apuesta permanente a la yerba mate.
En su chacra de 25 hectáreas ubicada en Colonia Guaraní, en la zona centro de Misiones, Ricardo (42 años) y su esposa Cintia Anderson cultivan yerba mate (11 hectáreas), te (5,8 hectáreas), y eucaliptos (1 hectárea), y preservan el monte.
Todo el predio esta certificado bajo las normas de la Red de Agricultura Sostenible (RAS) de Rainforest Alliance. “Tenemos certificada la yerba mate y el te”, contó Ricardo. ”Una vez por año nos visitan para corroborar que aplicamos buenas prácticas; son más de cien puntos que tenemos que superar, y si bien nadie nos obliga a esto, tomamos la decisión de hacerlo porque se aprende mucho y esto te ayuda a que uno trate de mejorar muchas cosas, la forma de trabajar, cuidar el producto y ofrecer te y yerba libre de malezas y agroquímicos. Eso también se traduce en un mejor precio ya que por el te nos pagan entre 5 y 10 centavos más por contar con RAS”, agregó.
“Es una alegría enorme haber sido elegido como Buen Productor, es un orgullo para mi haber llegado a esto; nací y me crié en la chacra, mi papá siempre fue agricultor y yo desde que tengo mi lugar vengo observando y modificando prácticas para ir mejorando”
Al reconocimiento internacional se suma ahora la distinción que le otorgó el INYM. “Es una alegría enorme haber sido elegido como Buen Productor, es un orgullo para mi haber llegado a esto; nací y me crié en la chacra, mi papá siempre fue agricultor y yo desde que tengo mi lugar vengo observando y modificando prácticas para ir mejorando”, expresó Ricardo. “Lo primero que comencé a cambiar fue el uso de la rastra, después opté por el corte de rama madura y luego la fertilización, la reposición a lo extraído del suelo”, indicó entusiasmado.
Los resultados están a la vista. Aunque tiene lotes de yerba mate de más de 25 años, los rendimientos van en aumento anualmente debido al manejo tanto de la cosecha de rama madura como la fertilización de reposición de nutrientes que se realiza en base a los resultados de análisis químico de suelo. “Estoy cosechando entre 65 y 70 mil kilos por año”, manifestó.
El cuidado del suelo es fundamental. En la chacra se utiliza cubiertas verdes de invierno y de verano, y Ricardo es proclive al manejo racional y sustentable de su explotación. “Sembramos avena, rai grass, poroto caupí y maní forrajero”, contó.
Ricardo forma parte del grupo de Cambio Rural “Picada Africana” que está integrado al Programa de Renovación de Viejos Yerbales del INYM desde el año 2015. Dentro del grupo, este agricultor es quien lleva los registros y la documentación, teniendo el historial de todas las actividades y manejo de cultivo de los últimos años. Este hecho es destacable ya que lo utiliza para proyectar las actividades con sustento agronómico y financiero.
“Somos 12 productores, la mayoría vecinos y hacemos una reunión por mes, vamos rotando el lugar, se visitan las chacras y en base a la experiencia de cada uno vamos intercambiando información que nos sirve para optimizar los rendimientos”, destacó.
“Desde el 2008 tomo datos del comportamiento de la lluvia, la planta y el suelo”, recordó. “Se nota un aumento en la productividad, pero es importante tener presente que el clima incide mucho, por ahí haces todo bien y el clima no te permite tener una buena cosecha, hay que ser constante, no bajar los brazos”, ilustró. “Van pasando los años y uno se va dando cuenta que mejora tu productividad y mejora tu chacra”.
Otra característica de este productor es que realiza su propia cosecha y flete de yerba, para lo cual cuenta con una tijera electrónica y la ayuda de peones. “La cosecha la hago yo, y a veces un personal que me ayuda, que recibió capacitación para que cuando yo no pueda, se realice una buena cosecha con tijera electrónica (eso desde hace cuatro años), con un buen serrucho y con carrito para sacar el raído” evitando el esfuerzo extremo. “Un buen corte de la rama se nota en la cosecha siguiente”, reveló.
Con una chacra certificada en buenas prácticas agrícolas y con el reconocimiento como Buen Productor, ¿cuáles son sus próximos desafíos?, preguntamos. “Seguir trabajando y mejorar en lo que se pueda”, fue su respuesta.
El reconocimiento del INYM
El (INYM) otorga, desde el año 2013, el reconocimiento Buen Productor Yerbatero a aquellos productores yerbateros que se destaquen por aplicar prácticas de manejo de plantas y suelo que contengan principios innovadores basados en condiciones de sustentabilidad, y que puedan servir de modelos productivos independientemente de la superficie, ubicación y nivel tecnológico o mecanización aplicada.
El primer reconocimiento fue otorgado (el 26 de diciembre de 2013) a Mateo Froehlich, un agricultor de Ruiz de Montoya que se distingue por practicar producción agraria sustentable.
El segundo (otorgado el 23 de diciembre de 2014) fue para Luis Lytwyn, quien en su plantación de 7 hectáreas de yerba mate trabaja constantemente en la adopción de nuevas tecnologías y siguiendo los lineamientos de los organismos de extensión rural; adoptó el manejo semimecanizado, utilizando tijera electrónica y tarefeadora mecánica.
En el 2015, el reconocimiento fue otorgado a dos agricultores: Mariano José Kovach, de Colonia Liebig, y a Carlos Antonio Horoszczuk, quien, junto a su familia, año a año incorpora mejoras en el yerbal de siete hectáreas que tiene en su chacra ubicada en Dos de Mayo.
Hoy fue homenajeado Ricardo Schmidt, sumando el quinto productor que se destaca por su excelencia, dedicación y apuesta permanente a la yerba mate.